Una tarde en Segovia puede dar para mucho, realizar una pequeña pero intensa visita a la ciudad, sin más comenzamos.
Segovia es una ciudad que se puede recorrer caminando, así podrás llegar hasta el Alcázar, podrás visitar su interior y si te atreves subir los 152 escalones para llevar a lo alto de la torre. Vale la pena, porque disfrutaras de una impresionante vista panorámica del Monasterio del Parral y la Iglesia de la Vera Cruz.
En el centro de la ciudad, se levanta la Catedral, más abajo se levanta el Acueducto. El monumento más representativo de la ciudad.
La capital segoviana está cercada por un nudo verde, que te descubrirá una vista diferente de Segovia, desde el Alcázar misterioso que se levanta entre árboles, el extenso río, una ciudad fortificada con diferentes torres.
Una buena manera de disfrutar de la tarde, es bajar desde el Alcázar, cruzando el puente al río Eremas, descubriendo el Convento de las Carmelitas Descalzas, el Monasterio del Parral o el Santuario de la Fuencisla.
Es el momento, de regresar a la ciudad amurallada y comprar algunos recuerdos. Podrás subir por la Puerta de Santiago. Debes dirigirte a las cercanías de la Plaza Mayor, dónde encontrarás comercios con diversos recuerdos de Segovia, como la artesanía tradicional y otros souvenirs.
La Plaza Mayor, el Paseo del Salón, la Plaza de Medina del Campo y las calles adyacentes están repletos de locales para degustar las tapas segovianas. Pero hay una forma especial de finalizar la tarde, con una cena contemplando el Acueducto iluminado. Será el momento perfecto para degustar los chorizos de Cantaimpalos o las setas.
Después, si te apetece descubrir la noche segoviana, existen diversos locales en el Barrio de San Millán con música actual. Pero si prefieres algo más tranquilo, una buena opción es el casco histórico.