La localidad asturiana de Lastres, está declarada como Conjunto histórico, lo que la convierte en uno de los lugares turísticos del Principado.
A la agradable brisa marina ya la hermosa formación del núcleo urbano, hay que agregar una gran cifra de razones gastronómicas, ya que siguen teniendo restaurantes especializados en toda clase de pescado. La gastronomía lastrina se basa en su puerto, nasas, anzuelos y redes, pero también en el saber gastronómico de siempre, que durante años han tenido en el pescado el principal protagonista de sus platos.
Calles en gran parte angostas y estrellas, empedradas como las antiguas y en pendiente siempre, son las mil y un calles pequeñas por las que pasa la vida de los hogares, que parecen que están colgados hacia el abismo y que desde antiguo han tenido relejado el mar.
Destacan las bellas balconadas que tienen muchas viviendas y la proximidad de las mismas entre sí, que parecen haber sido edificadas para arroparse de la bravura del mar Cantábrico. El laberinto es de salitre, simetrías caprichosas y blancas paredes.
Acércate a ver la Torre del Reloj, un edificio emblemático que une las funciones de torre de vigía y campanario, edificado en 1751 y posteriormente reconstruida por el esfuerzo de varias mujeres. También, vale la pena visitar la Iglesia parroquial de Santa María de Sábada (1751), que mezcla el estilo barroco y clásico, o las Ermitas de San Roque (donde se encuentra un bello mirador a la costa colunguesa o al puerto, el Buen Suceso y San José.
Palacios y Casonas como el de la Familia Victorero del siglo XVIII, el de los Vallados del siglo XVIII y el de los Robledo de comienzos del XVIII, es oro atractivo cultural que tiene esta hermosa villa asturiana.
Lastres y su litoral adyacente, se asientan sobre los acantilados con más historia de la comarca. Los terrenos terciarios de la era jurasica son otro motivo para escaparse, incluyendo la Playa de la Griega, son sorprendentes huellas de los dinosaurios.