En verano una cervecita fresquita… y si además es en una terracita al fresquito ¡¡uhmm que rica¡¡¡ ¿no te pasa que una te parece poco? y te apetece después otra… pues parece que esto es muy normal ya saborearla nos incita a beber mas.
La revista Neuropsychopharmacology ha publicado un articulo en el que afirman que el sabor de la cerveza (con o sin alcohol) hace que se libere dopamina en el cerebro, ¡ojo¡ es el sabor no el hecho de llevar alcohol.
Observaron con un escáner de tomografia por emisión de positrones (PET) la reacción de una serie de individuos mientras saboreaban cerveza y la compararon con la respuesta de los mismos individuos al beber bebidas isotónicas, observando que al beber cerveza se producía un aumento de la dopamina y que además el efecto era mayor cuando había antecedentes familiares de alcoholismo.
El sabor provoca una descarga de los centros de recompensa del cerebro y además los sujetos sometidos al estudio manifestaron deseos de beberse una cervecita después de recordar el sabor de la misma, cosa que no sucedía con otras bebidas.
Lo que no dice el estudio es si esa respuesta es la misma en individuos a los que no les guste la cerveza… digo yo ¿no?