Cuando un niño es hiperactivo sabes que vas a tener problemas para que se esté quieto o permanezca tranquilo aunque sea un par de minutos. No te desesperes porque tampoco es algo que no se pueda controlar, al menos cuando es pequeño.
Dentro de los niños hiperactivos, la enfermedad más frecuente es la combinación de déficit de atención con hiperactividad, es decir, un niño que no presta atención y además es hiperactivo e impulsivo.
Existen otros dos tipos de hiperactivos, el hiperactivo impulsivo cuando se tiene mucha actividad motora y mucha impulsividad pero no suelen tener un déficit de atención, es decir pueden prestar atención pero son tan nerviosos que no pueden estarse quietos. Éste tipo de enfermedad suele desaparecer o mejorar con el paso de los años.
El otro tipo de hiperactivo que se puede dar es el hiperactivo no atento, un hiperactivo que sólo tiene un déficit de atención y afecta más a las niñas que a los niños.
Este tipo de hiperactivo es mucho más difícil de diagnosticar porque se confunde fácilmente con el ser perezosos o no atender porque parecen estar en las nubes cuando en realidad lo que les pasa es que tienen un problema para fijar la atención en aquello que deben.
A la hora de tratar estos problemas lo mejor siempre es consultar con especialistas para saber cómo afrontarlo tanto por el propio niño como por los padres.