El aparato femenino es uno de los que más preocupa a las mujeres porque, al margen de que llevemos una buena higiene, en ocasiones se sufren infecciones. Y es que esta zona es propensa a sufrirlas debido a la humedad, a la ropa o a las relaciones sexuales.
Es por eso que muchas mujeres a lo largo de su vida pueden llegar a pasar por varias infecciones, unas leves y otras más graves. Dos de las más habituales, y que se confunden entre sí, son la vaginitis y la candidiasis.
Ambas pueden producirse, entre otros motivos, por la ingesta de antibióticos, tan comunes hoy día para tratar gripes y resfriados cuando los medicamentos habituales no han funcionado. Sin embargo, cuando se produce una vez, es normal que reaparezca cada vez que haya una ingesta de antibióticos.
¿Cómo distinguir la vaginitis de la candidiasis?
Ambos problemas tienen los mismos síntomas pero distintos tratamientos. En ocasiones, lo que uno piensa que es vaginitis, en realidad es candidiasis y al contrario. ¿Qué los distinguen entonces? Pues el fluido.
En el caso de la vaginitis, el fluido vaginal que sale es líquido, muy claro, en tonalidad blanca o grisácea, normalmente con olor mientras que, en el caso de la candidiasis, puede haber presencia del mismo o no, pero en caso de que lo haya el fluido es espeso, en el mismo color que la vaginitis, pudiendo oler o no (un olor bastante fuerte). Además, en la candidiasis también aparece el picor y la aparición de manchas blancas en la vagina, tanto dentro como fuera, que son como bolitas blancas.
Este fluido no es algo alarmante para las mujeres porque, en la mayoría de los casos, desde la adolescencia hasta la edad adulta es normal que en la ropa interior se vean manchas blancas o amarillas consecuencias de ese flujo que limpia y humedece la vagina. En general, una mujer que no tiene problemas de infecciones, se caracteriza por tener un fluido de color blanco algo turbio, sin olor o bien un suave olor salado, y que en la ovulación aumenta en cantidad y en consistencia, como si fuera una clara de huevo. Cuando hay una alteración en esto, se habla de una infección vaginal.
Las infecciones vaginales
Saber si tienes una infección vaginal es tan sencillo como preguntarte: ¿Tienes un olor vaginal fuerte? ¿Tienes ardor al orinar? ¿Te dan dolor las relaciones sexuales? ¿Tienes un flujo color verdoso, amarillo oscuro o café? ¿Te pica la zona vaginal?
Si padeces alguno de esos síntomas lo mejor que puedes hacer es acudir al especialista que será el que podrá tratarte de manera acertada. En caso de que no lo hagas, puedes sufrir complicaciones provocando úlceras, inflamaciones en el cérvix y muchos más problemas.
Algunos remedios naturales que puedes tomar son:
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Yogur natural. Es un alimento muy sano que ayuda a equilibrar la flora vaginal cuando hay infecciones. Tomar un yogur todos los días puede servirte para recomponer las bacterias buenas del cuerpo y eliminar las malas.
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Aceite de árbol de té. Tiene propiedades antibacterianas, antiinflamatorias y antibióticas. Si puedes comprarlo puro, mucho mejor. Lo único que has de hacer es echarle 6 gotas al agua de la bañera y meterte en ella durante 15 minutos. También puedes encontrar en la farmacia un gel especial para la zona vaginal hecho con árbol de té.
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Caléndula. Es otra planta con compuestos antibacterianos. Previene y combate microorganismos que provocan la infección.