Normalmente, cuando pensamos en la ludopatía, no relacionamos el término con los niños, sino con adultos que son adictos al juego. Sin embargo, también los niños pueden llegar a ser ludópatas de algo que tienen en sus casas: los videojuegos.
¿Cuántas horas pasan tus hijos jugando a los videojuegos? ¿Te has peleado con ellos porque no han dejado de jugar a pesar de decirles que tenían que comer, salir a la calle o hacer otras cosas? ¿Te hijo se levanta y lo primero que hace es ponerse a jugar? Todas esas preguntas pueden darte una idea de lo “enganchado” que puede estar.
Según los expertos, los niños no son capaces de controlar el tiempo que van a dedicarle al juego, es decir, si ellos dicen que sólo van a jugar una hora, no pueden evitar pasarse de ese tiempo porque los atrapan, hacen que quieran seguir avanzando, bien porque lo usan como una forma de distracción de los problemas o carencias, o bien porque simplemente les parece más interesante el videojuego que su vida.
En este caso, los videojuegos han de ser un premio por haberse ocupado de las responsabilidades que tiene: deberes, ayudar en la limpieza, orden de la habitación, etc. En caso de que no se haga, o que se creen comportamientos basados en mentiras, engaños o conductas hostiles por prohibirle los videojuegos, se puede hablar perfectamente de una ludopatía.
De hecho, los padres deben tener cuidado si sus hijos:
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Tienen una alteración de las comidas.
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Baja el rendimiento escolar.
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No quiere estar en contacto con amigos y familia sino que prefiere encerrarse a jugar.
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No descansa bien, está cansado y dedica más horas de sueño al juego.
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Tiene irritabilidad, nerviosismo, etc.
En estos casos, controlar los videojuegos puede ayudar a que se centre de nuevo.