Hay muchas aficiones en todo el mundo. Algunas de ellas son más comunes, otras más insólitas. Hay quien disfruta con los peluches, quien lo hace con las pelucas, y quien en su casa no puede vivir sin una planta. De hecho, son unos “locos por las plantas” y, cuando entras, parece que has ido a una selva o que estás en el campo de todas las plantas que te puedes encontrar.
Bien, hay que decir que no todas las personas pueden hacer eso. Y es que en ocasiones es complicado conseguir que las plantas se mantengan bien. Algunos dicen que para conseguirlo hay que tener “un don” pero en realidad no es así. Solo hay que saber tratarlas y, por supuesto, que te gusten.
Así que, si tu casa es así, te encantan las plantas, sobre todo si…
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Tienes miles de plantas: en el baño, en la cocina, en el salón, en el dormitorio… Es posible que hasta tengas una planta colgada en tu cuello (sí, hay colgantes así). Si eres de las que no puede vivir sin una planta a su lado, eres una loca de las plantas.
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Prefieres una planta a una mascota. Y de hecho te molesta cuando un animal se acerca a tu planta porque temes que le pueda arrancar alguna hoja o hacerle agujeros en la tierra. Salvo los insectos que puedan ser beneficiosos para tus plantas, el resto no los quieres ni por asomo.
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Lees mucho sobre plantas. De hecho es una de tus lecturas favoritas y siempre estás viendo novedades para el mantenimiento y cuidado de tus plantas. Además, eres de las que, cuando va a comprar, te puedes pasar por la sección de libros por si hay alguno que te llame la atención (y que te enseñe cosas sobre nuevas plantas).
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Hablas con las plantas y te ocupas a diario de ellas. Puedes entablar conversaciones, desahogarte con ellas. Dicen que es bueno ponerles música y hablarles porque, aunque no te responden, sí que lo hacen con su vistosidad. Además, sirven como una ayuda para hablar, aunque solo escuchen en este caso. Pero no te juzgan ni te dan de lado, y eso ayuda.
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Cuando compras una planta, tu corazón se pone más alegre. Pues sí, es uno de los mejores regalos que pueden hacer a una loca de las plantas. De hecho, es lo que más te gustaría como regalo de cumpleaños, de aniversario, de Navidad… En definitiva, de todo. Con eso, ya eres feliz. Incluso cuando compras semillas, lo que más quieres es que nazcan cuanto antes para cuidarlas con todo el cariño del mundo.
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Te pones triste cuando una planta se muere. No eres Dios, y por tanto a menudo las plantas pueden enfermar y morir. Cuando eso te pasa, te duele mucho porque has intentado salvarle la vida por todos los medios y saber que no has podido te desanima. Intentas hacer todo lo posible, incluso puede ser que la lleves a profesionales, pero cuando la pierdes, es como si perdieras una parte de ti. Y eso no te gusta nada.