Uno de los sustos que te puedes llevar cuando ves a tu bebé es que esté completamente rojo con granitos de ese color (o rojos y blancos) y no sepas el motivo por el que pasa esto (además de que el niño no se queja ni le duele nada).
Lo primero que has de hacer es tranquilizarte y después pensar que puede no ser algo demasiado grave. Durante los primeros meses de vida del bebé es normal que le ocurra esto que, por si no lo sabes, se llama miliaria o sudamina y es una reacción de la piel cuando hay una obstrucción de los poros de las glándulas sudoríparas (es decir, que suda mal). Para que te hagas una idea, el problema que tendría es que la parte superior de la piel no suda o no deja salir el sudor del interior y al quedar retenido en la piel se producen los granitos en varias partes del cuerpo.
Normalmente lo verás en la frente, mejillas, párpados, brazos, nuca, vientre y piernas, sobre todo en los muslos.
¿Qué hacer?
Una vez que pongas en conocimiento este problema con tu pediatra, seguramente te dará algún tratamiento que llevar a cabo para que pueda aliviar el problema. Con el paso de los años, y cuando se hace adulto, suele desaparecer pero conviene vigilarlo para ver su evolución ya que, si no se consigue eliminar, quizás haya que utilizar otros tratamientos para lograr que la piel respire y el sudor no se quede dentro (provocando erupciones e infecciones en algunos casos).