Antiguamente la mujer no podía conocer muy íntimamente su cuerpo porque eso era cosa del marido. Las mujeres teníamos prohibido conocer nuestra propia anatomía, saber lo que nos daba placer y lo que no, lo único era mantener una buena salud sexual y reproductiva para que el hombre engendrara hijos.
Hoy día esto ya no es así y cada vez son más las mujeres que han tomado el control de su sexualidad y que se encargan de conocer su cuerpo de arriba abajo. Sin embargo, aún hay casos en los que, debido a una falta de información, a la ignorancia, o a no prestar atención realmente a lo que nos muestra nuestro cuerpo, hay ciertos síntomas que no tienes en cuenta y que hace que puedas tener un resultado muy negativo, o incluso grave. Por eso es que conocer tu cuerpo a la perfección es algo importante para reaccionar ante cualquier cambio que se experimente en él y que no sea normal.
Como sabes, las mujeres que no tienen problemas acuden al ginecólogo una vez al año. Sin embargo, cuando hay algunos de estos síntomas, sería muy recomendable acudir a una revisión para evitar problemas. Algunos de esos síntomas serían:
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Si tienes un olor muy fuerte. Tener un olor fuerte y desagradable puede ser un síntoma de alguna enfermedad de transmisión sexual o bien problemas en la cervix. Se dice que, si notas que hueles fuerte y que además tienes una secreción coloreada en tu flujo vaginal, deberías acudir de inmediato al ginecólogo para ser diagnosticada. Cuanto más dejes pasar, peor pueden ser las consecuencias. Ahora bien, hay mujeres que tienen, por naturaleza, un olor fuerte. Esto puede darse en todo momento o solo cuando tienen una excitación. Valorar si se puede conseguir que haya un olor menos fuerte es algo que puedes hablar con tu ginecólogo, sobre todo si te incomoda para practicar sexo.
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Cambios en tu vulva. Tú eres quien mejor y más conoce a tu vulva. De hecho, muchos ginecólogos que ven que la mujer es tímida, recomiendan coger un espejo y observarla, familiarizarse con ella y saber cómo se ve para que, cuando algo cambie, sepas lo que ha sido. Aunque no te lo creas, el cambio en la vulva puede ser un indicativo de enfermedad, no del aparato reproductor, sino de la piel o de cualquier otro aspecto que no afecte, al menos de modo directo, a tus genitales. Podríamos decir lo mismo en otras zonas como el clítoris, los labios mayores y menores o la zona anal. Has de conocer muy bien esa zona para saber si hay problemas.
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Sangrado vaginal. El sangrado vaginal cuando no te toca el periodo, si solo se produce una vez, no debería crear una alarma. Pero cuando ésto es constante, no deberías dejarlo pasar. Si eres regular en tu periodo y de repente empiezas con ese sangrado, puede ser que tu menstruación se haya descompensado o que haya algo que te esté afectando. No queremos asustarte pero, un sangrado irregular puede conllevar cáncer cervicouterino.
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Hinchazón en el bajo vientre. ¿Has notado que tu bajo abdomen está inflamado y, por más que pones remedio, no parece bajar? Pues este es otro de los síntomas a tener en cuenta para acudir de inmediato al ginecólogo. Este síntoma está muy relacionado con el cáncer de ovarios y es el único síntoma que se experimenta. De ahí que te ponga en alerta y que debas acudir rápidamente al ginecólogo.
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Dolor pélvico. Como sabrás, antes de tener el periodo, el dolor pélvico acompaña a las mujeres un par de días. A veces puede durar unas semanas. Pero si el dolor es constante, al margen de que estés menstruando o en mitad del ciclo, si no se pasa ningún día, entonces deberías consultar con un experto porque puede tratarse de una enfermedad de transmisión sexual.
En general, cuidar tu cuerpo debería ser una prioridad para todas las mujeres. Es cierto que, en la zona íntima, el hecho de que un médico examine la zona puede hacer que te sientas incómoda y que no quieras que eso ocurra, pero lo cierto es que son los profesionales que están más capacitados para valorar cada caso y lograr poner solución al problema que tengas.
Así que ya lo sabes, si notas algo extraño en tu cuerpo, lo mejor es acudir al médico para que valore lo que pasa. Y para ello lo primero es conocer tu cuerpo y saber qué es lo normal y qué no para saber si hay un cambio, positivo o negativo, en él.