Si te apetece conocer la esencia autentica de la Ciudad de México que se encuentra en sus hermosos barrios y espacios de ocio como las cantinas, tendrás que recorrerlas.
En las cantinas se reúne la gente con sus amigos, se cierran negocios y se hablan hasta de sus penas. En estos rincones cotidianos reside el patrimonio inmaterial y colectivo de los mexicanos, donde a sorbos se ha escuchado la historia.
A las ocho de la tarde cada jueves, en una esquina del Palacio de Bellas Artes, se organiza la ruta La ciudad del Buen vivir y el Buen beber, una ruta por las cantinas más representativas del centro histórico de México, en un tranvía muy particular. Por medio de tres rutas distintas, el guía te guiará por las cantinas con más raza y tradición, siempre acompañado por información importante y comentarios sobre las costumbres y utilización de los licores en la capital mexicana.
Tío Pepe, es la cantidad con más antigüedad de México, en el año 1874 fue inaugurada como Salón Habana, y hasta la actualidad mantiene su contrabarra y barra originales.
La Bota, es una hostería donde se reúnen artistas y quienes muestran su obra en las paredes del local. Degusta sus creaciones culinarias originales con los nombres más extraños que imaginas, influenciadas en gran parte por la gastronomía española.
La Faena, es otra cantidad tradicional ubicada en las Calles de Carranza, Bolívar y Venustiano, y contemplar su decoración taurina con trajes de luces, banderillas y capotes. El Bar Nuevo León, donde Juan de la Granja efectúa las primeras pruebas con el telégrafo, es el mejor lugar para degustar las tortas de pierna en su menú de botanas.
En la Calle Argentina se sitúa el Salón España, conocido por tener el mejor surtido de tequila de toda la ciudad, con más de doscientas marcas para probar. Cada día se prepara la sangrita, que acompaña a los tragos de tequila.
No te resistas a hacer esta ruta divertida por el centro de México y la historia. Esta ruta incluye una copa de vino en el tranvía, que la parada se encuentra en la Calle Ángela Peralta, en una esquila del Palacio de Bellas Artes, es precisa la reserva previa.