Cuando dos personas se enamoran, saben que van a convivir juntos, que pasaran sus vidas unidos y que habrá cosas que a uno le gusten y a otro no. En ocasiones es cuestión de ponerse de acuerdo o de tolerar lo que a uno le guste por hacer feliz a esa persona pero, en otras cosas, puede haber un problema importante, como es en el caso de ser padres.
Ser padres es un rol para el que muchos pueden estar preparados pero, en ocasiones, puede ocurrir que un miembro de la pareja no quiera tener hijos y el otro sí. ¿Qué puede pasar en esa situación?
El rol de madre o padre suele estar afianzado en la pareja y se da cuando ésta ya lleva un tiempo unida. Normalmente es más claro en las mujeres aunque, cada vez más, las mujeres están decidiendo no tener hijos y son los hombres los que sí quieren. Este problema al que se enfrentan muchas relaciones es importante ya que, en ocasiones, una mala gestión del mismo puede provocar la ruptura por no cumplir con los deseos de esa pareja.
En general, las situaciones por las que las parejas pueden pasar en el tema de tener hijos son:
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Ahora mismo no. Se trata de una situación en la que la pareja tiene que postergar tener hijos, sobre todo si no tienen un trabajo estable, son jóvenes o bien están centrados en el trabajo o en otro rol que para ellos es más importante que el de tener hijos. El problema es que, cuando un hombre no quiere tener hijos, la mujer se puede sentir rechazada por él, porque considera que no es suficiente para que él quiera crear una vida con ella. Por el contrario, cuando es la mujer quien no quiere tener hijos, el hombre piensa que ella no tiene instinto maternal, que no será buena madre. En este caso intentar convencer al otro puede hacer que la pareja se rompa.
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Ya lo hablaremos. ¿Te suena? Es lo que se dice cuando no se quiere hablar del tema y se posterga en el tiempo, indefinidamente, si es posible. El problema es que el tema saldrá y saldrá y la persona que quiera abordarlo, al darse cuenta que lo evita, se sentirá rechazada y acabará perdiendo la confianza en la pareja. El problema viene cuando uno de los miembros decide ceder, por no escuchar más, y después se arrepienta de esa situación.
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Ya tenemos hijos. Cuando hay hijos de otra relación, es habitual que esa persona no quiera volver a tener hijos, ya sea para evitar situaciones como las que vive o porque no quiere más hijos. En este caso el diálogo es importante porque, en ocasiones, se accede solo por el amor que se le tiene a la otra persona pero después puede haber resentimiento, sobre todo en las discusiones de pareja.
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Tengo miedo. Es normal que las parejas tengan miedo a lo desconocido, a que el hijo tenga problemas de salud, a no poder ocuparse económicamente de él, a ver limitado su tiempo, etc. Cuando se tienen esos miedos, a veces hay que enfrentarse a ellos y ver si realmente es así, si realmente no serían capaces de mantener a un hijo. Porque a veces, simplemente es miedo a lo que pasará, pero la ilusión la tienen.