Con un gran éxito de audiencia, llegó ayer a los hogares españoles la segunda edición de “La Voz” y lo hizo con la primera de las audiciones a ciegas. En ella los talents volvieron a demostrar todo su potencial artístico frente a unos coaches que, sin verles físicamente, tenían que decidir si apostaban por ellos como concursantes.
En esta primera tanda de audiciones, ya empezaron a formarse los equipos de los distintos entrenadores:
- David Bisbal: Dario Benítez, Estíbaliz Martín, Dina Arriaza y Tina Riobo.
- Rosario: Estela Amaya e Idoia Bediaga.
- Malú: Gabrielle Serrini y David Barrull.
- Antonio Orozco: Ainhoa Aguilar y Jaume Mas.
Bajo nuestro punto de vista, lo mejor de la gala de anoche fue la ilusión de los participantes, el buen rollo que existe entre los cuatro coaches, la indiscutible maestría de Jesús Vázquez como presentador del evento y las voces de la gran mayoría de los artistas que anoche se subieron al escenario.
Por el lado contrario, lo peor fue el constante protagonismo de Orozco, quizás con demasiado peso por suplir el hueco del querido Melendi, y la previsible elección de los concursantes de David Bisbal como coach. Una decisión esta que, en la mayoría de las ocasiones, es fruto simplemente del querer “aprovecharse” de la proyección internacional del almeriense sin tener en cuenta que en este programa sólo uno va a ganar y que el objetivo básico es aprender de lo que los artistas consolidados puedan enseñarles.
