Lógicamente cuando viajamos tenemos que tomar diversas precauciones para que nuestra salud no se vea perjudicada, sobre todo en la prevención de los trastornos digestivos en los viajes.
Muchas personas sufren desequilibrios y trastornos en su aparato digestivo, antes los cambios de destino, ambiente y horario, propios de cualquier viaje. Unos inadecuados hábitos alimenticios a la larga pueden dañar tu estomago, adquirir dolencias estomacales como el síndrome de colon irritable.
El estreñimiento y la diarrea son otros dos síntomas evidentes que pueden manifestarse cuando viajamos principalmente a países en vías de desarrollo.
Las condiciones higiénicas del alojamiento, así como la clase de comida que comemos. Por ejemplo, no debes comer mariscos poco cocidos o crudos, por su alto contenido en bacterias y virus.
Es recomendable siempre beber agua embotellada mineral, evitar la del grifo. Aunque si cueces el agua no hay problema, pues a llegar a ebullición, se destruyen las sustancias tóxicas o virus que contenga. De la misma forma, tienes que vitar la deshidratación, especialmente en el caso de los ancianos y los niños.
Si acudes a países cuya gastronomía sea con platos picantes, pueden resultar perjudiciales especialmente para los estómagos más frágiles. Así que es aconsejable tomarla con moderación.
Si eliges por viajar a Estados Unidos, dónde la comida rápida, como hamburguesas o perritos calientes están por cualquier parte, evita en todo lo posible este tipo de alimentos, ya que no ayudarán a tu estómago ni a tu peso.
En definitiva, que muchas veces nos sentimos atraídos por descubrir otras cutluras, parajes y gentes, no debemos olvidar los riesgos que pueden entrañar para nuestra salud viajar. Hay que disfrutar del viaje por supuesto, pero nunca olvidar vigilar nuestro cuerpo y salud.