¿Te ha pasado que, un día, o varios, te has levantado y no has podido quitarte la sensación de tener hambre? ¿Que, pese a que comes, sigues queriendo más y más comida? No eres tú, seguramente es que hay algo a tu alrededor que está afectándote.
Motivos de por qué tienes hambre
Normalmente, la sensación de tener hambre siempre estriba en alguno de estos motivos:
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No bebes lo suficiente. ¿Cuánto bebes al día? A veces el hecho de no hidratarte lo suficiente te hace pensar que tienes hambre cuando en realidad lo que tienes es sed.
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No duermes lo suficiente. Cuando duermes mal te notas mal tú pero también tu cuerpo. Y es que, cuando no se descansa bien, las hormonas nos hacen que los deseos por cosas dulces sean mucho mayores y da igual lo que comas, siempre vas a querer más y más.
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Has comido demasiados dulces. Cuando te comes un pastel, lo que hace tu cuerpo es que te pide más, ¿verdad que sí? Pues eso es porque, al ingerir azúcar, eso mismo nos hace que tengamos más hambre y que queramos más de esa comida, no de otra.
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El estrés te controla. También los nervios pueden hacerte que empieces a tener hambre siempre, es una forma del organismo para intentar controlarse y, aunque sucumbas a ello, el cuerpo te pedirá más y más.
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Te saltas la comida. ¿Cuántas veces nos han dicho que no nos podemos saltar ninguna comida ni dejar que el estómago se quede vacío? Al hacerlo, nuestro cuerpo entiende que estamos en época de escasez y eso hace que, cuando empiezas a comer, te pida comer mucho porque piensa que no va a volver a hacerlo en mucho tiempo.