Imagínate lo siguiente: te acuestas relajada, duermes tus horas reglamentarias (que suelen ser 7-8 horas para que el cuerpo descanse), toca el despertador, te levantas y… ¿Qué ha pasado? ¿Por qué te sientes cansada como si no hubieras dormido? Eso que te pasa es algo muy común entre las personas y hay muchos motivos por los cuales el descanso no te sirve.
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El móvil. ¿Eres de las que te llevas el móvil a la cama y, estando acostada, te pones a hacer cosas? Pues eso es perjudicial para tu salud y también hará que no te relajes tanto como crees. Es mejor dejarlo en otra habitación, o en un lugar de la habitación pero sin cogerlo.
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Pensamientos negativos. Levantarse pensando en cosas negativas, en que estás triste o en que la vida que llevas no te satisface lo único que va a conseguir es que esa energía que has recuperado con el sueño se pierda. Con él solo conseguirás estar más cansada y no rendir nada.
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Agua. ¿Bebes agua por el día? Aunque no lo creas, si bebes agua de vez en cuando en el día le estarás dando un poco de energía a tu cuerpo y eso te lo agradecerá.
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Duchas. Muchas personas deciden ducharse por la noche para así, por la mañana, no tener que madrugar (y que, cuando el frío empieza a llegar, no nos apetece desnudarnos y meternos en la ducha). Pero, esa actividad hace que se quemen energías con lo cual tu cuerpo se queda a mínimos y al día siguiente te sentirás algo más cansado.