¿Cuantas veces hemos oído esa frase dicha por nuestras madres? y ¿cuantas veces la hemos repetido después nosotros? de tanto oírlo hemos terminado por asimilarlo y creerlo a pies juntitas pero… ¿es verdad?
Pues no, no es verdad, a lo sumo te pueden escocer un poco los ojos, especialmente si no hay luz ambiental o si la tele esta alta y los niños la ven desde el suelo inclinando demasiado la cabeza para verla desde abajo, podría dolerles el cuello.
Entonces ¿de donde viene esta idea?
Surgió en 1967 cuando el fabricante General Electric informo que algunos de sus televisores, tras un error en su fabricación emitía demasiados rayos X, una tasa muy por encima de lo que se podía considerar aceptable y recomendaron mantenerse a una distancia prudencial, especialmente a los niños y no verla más de una hora seguida, al final la empresa soluciono este problema añadiendo un protector alrededor del tubo que emitía la radiación.
