Muchas veces, mirando de forma objetiva a la sociedad, te das cuenta de lo frívola y superficial que es. ¿Por qué en la televisión sólo aparecen personas delgadas, que son modelos, que siempre tienen una cara que va bien con la imagen que se busca de mujeres guapas y hombres guapos? ¿Tan bajo hemos caído que una persona que tenga un defecto físico no es nada en la vida?
Desde pequeños se les enseña a los niños, de una manera directa o indirecta, que una persona tiene que ser guapa o no es nada en la vida. Que tiene que estar en forma, ser delgado, porque, si no, todos se reirán de él o de ella. Y ahora me pregunto. No soy delgada… ¿y qué?
Esa frase, que podría decirla cualquier mujer de la calle, porque desgraciadamente lo que por la tele nos quieren hacer ver no existe en la realidad, es algo que muchas llevan por dentro. Hay quienes tienen una autoestima muy elevada capaz de hacer esa pregunta cuando otro, u otra, le ofende por no estar delgada, y otras que tienen que soportar un clavo más en su corazón, una herida más sólo por ser diferentes a los demás.
¿Qué pasa por ser diferente? ¿Se peca o algo? ¿Vas al infierno? Una mujer es como es, con sus defectos y sus virtudes, y cuando otra persona se mofa de las primeras quizá sea porque tiene tan baja autoestima que no es capaz de mirarse a sí mismo y disfruta haciendo que otros se sientan inferiores.
Yo no creo en la sociedad que tenemos porque las mujeres no somos modelos de tallas minis. No creo en las tiendas que, más de una 40, te dicen que ya es talla grande y que allí no tienen ropa para ti. No creo en personas que te dicen que lloran por ti porque te han insultado y después ponen una foto de una persona y se ríen de esa persona. No, seamos consecuentes. La sociedad se basa en el físico pero… ¿acaso te casas con el físico o con el corazón de la otra persona? ¿Es más importante que se vea bien a tu lado o que sea el hombre de tu vida?