Es muy frecuente hoy en día oir eso de: tener un trabajo es una suerte o es una lotería, pero para quien no se siente especialmente cómodo en su puesto de empleo el trabajo se puede convertir en una auténtica carga e ir a trabajar a diario en una tarea muy pesada y difícil de realizar. La motivación necesaria para ir al trabajo puede ser la familia o la necesidad de afrontar los gastos del día a día, pero no por ello se hace menos difícil tener que pasar varias horas al día desempeñando una labor que no gusta…
Existen algunos tips se pueden hacer más fácil mantener el trabajo… al menos hasta que se encuentra uno que resulte más atractivo.
Pequeños tips para motivarse en el trabajo
Tener pequeñas metas. Objetivos fáciles de conseguir y con los que se mejore la sensación de resultar cada vez un poco más capaz y experto en el trabajo es un pequeño paso que da buenos resultados: ser más productivo, reducir el tiempo de una tarea en concreto o conseguir quitar cinco minutos para descansar pueden ser metas sencillas, pero hay muchas.
Ir cambiando los objetivos. Estas metas no tienen por qué ser fijas, de hecho, es mejor si de vez en cuando se cambian.
Comenzar siempre por una tarea que resulte más atractiva. Dentro del trabajo seguro que hay tareas que resultan más entretenidas que otras, comenzar con algo que anime a trabajar de forma más productiva es una buena idea siempre, aunque hay que evitar la tentación de dejar lo peor para el final.
Dar un toque de alegría al puesto de trabajo. Alguna foto de personas importantes, un toque de color en el despacho o un motivo divertido sobre la mesa de trabajo pueden mejorar la sensación durante el tiempo que se está trabajando.
Cuando un trabajo deja de motivar, se reduce la productividad y, en el peor de los casos, puede ser el primer paso hacia una depresión, por ello, si no es posible mejorar la situación laboral, lo mejor es buscar motivos para seguir trabajando.