Cuando tienes un hijo, lo primero que quieres es que esté bien de salud, que tenga todo en su sitio, que esté sano. Pero a veces, hay problemas que no se suelen ver hasta que están más avanzados. Y uno de esos problemas es la hiperactividad, ¿sabes de lo que hablamos?
Que un hijo tenga un problema no es lo que más desearías, pero en ocasiones ocurre y hay que tomarlo en cuenta. Hay algunos problemas más serios que otros y, la hiperactividad, es un término medio (e importante).
La hiperactividad es una enfermedad que no se diagnostica fácilmente y que hasta los 6 años, o más, los psicólogos no suelen darse cuenta de que el niño tiene un problema. Sin embargo, esto no quiere decir que no haya síntomas que puedan darte un aviso de que pasa algo. ¿Cuáles serían?
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El sueño. Los niños con hiperactividad comienzan a tener problemas desde que nacen. Y es que hay problemas a la hora de regular el ciclo de sueño debido a que la regulación de melatonina no se produce de manera equilibrada.
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Los cólicos. Muchas veces, la irritabilidad, el llanto, el que esté nervioso hace que los padres piensen que sufren cólicos del lactante y, el problema es que no existe tal sino que se debe a la hiperactividad.
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No para quieto. Le gusta correr, saltar, subirse por todos los sitios. De hecho parece que tienen energía para rato y no son capaces de quedarse quietos en todo momento, para ellos lo más importante es estar moviéndose dejando las cosas a medias en muchas ocasiones.
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Malas relaciones. En ocasiones tendrán dificultades para relacionarse con otros niños porque, al ser tan enérgicos, van un poco a su bola y no prestan atención a los demás.
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Aprendizaje. Uno de los principales problemas de los niños con hiperactividad es el hecho de que no aprenden tan rápido como otros niños porque, aunque son inteligentes, no pueden evitar despistarse mucho y hacer cosas durante mucho tiempo.
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El comportamiento. Son niños hiperactivos, que no paran quietos y que dicen las cosas sin pensarlas, lo que provoca algunos problemas. Además, se enfadan fácilmente y se revelan contra las normas. En ocasiones pueden llegar a ser agresivos, con los que hay que controlarlos bien para evitar problemas.
Por supuesto, con todo lo que hemos dicho, no podemos decir que si tienes un niño al que le pasa todo eso sea hiperactivo, pero sí puede darte un aviso para que intentes tomar las riendas de la educación del pequeño. Lo que sí puedes es consultarlo con el pediatra para tratar de que le hagan las pruebas y esté atento a los cambios (de esa manera podrían tratarlo a tiempo). Eso sí, los niños son niños y por ello son inquietos y con mucha energía, eso no quiere decir que sean hiperactivos, hay muchas diferencias entre uno y otro.
Ahora que te ha quedado claro, seguro que te fijas más en las señales de tus hijos y lo conoces mejor. No es bueno asustarse ni pensar que puede tener ese problema (sin tenerlo) porque el estrés puede ser perjudicial para el propio entorno.
Complejo tema el de la hiperactividad de los niños. Nosotros llevamos con ello desde hace ya varios años y lo cierto es que ha mejorado mi hijo, pero aún no tienen claro si es eso o que es muy inquieto, seguimos con ello pero preferimos no agobiarnos, el problema es el comportamiento porque por lo demás no nos importa, estamos ya acostumbrados, jejeje. gracias por el post, muchas gracias por compartir y buen día. Nuria