¿Te has visto alguna vez lidiando con tu hijo para que se fuera a la cama? Muchos nos preguntamos de dónde sacan la energía que tienen por la noche cuando los adultos estamos agotados a esas horas y lo único que queremos es descansar y dejar de pensar o de hacer cosas para poder disfrutar de un poco de relax.
Pero en los niños, en muchos, irse a dormir antes que los padres es algo que supone toda una odisea y a veces hay que acabar el día con peleas debido a que el niño no hace caso o no se acuesta. Por eso aquí van algunos consejos para conseguir que la cosa no vaya tan mal.
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Procura cansar a tu hijo. Algo de ejercicio físico es lo mejor y con lo que quemará la energía que tenga. Cuando termine de hacer los deberes de clase prueba a llevarlo al parque o jugar con él para que se canse. De lo contrario tendrás problemas para ello.
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Trata de relajarlo con un baño. A veces la euforia del día la tienen las 24 horas y si no se relajan no dejan que el sueño pase y se puedan acostar más fácilmente. Con un baño y algún vaso de leche caliente, o manzanilla conseguirá tranquilizarlo y hacer que venga el sueño.
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Prueba a leerle algún cuento. Esto es algo que hoy día no hacemos mucho pero los cuentos ayudan a relajarse porque, al escuchar la voz de la otra persona, hacemos que el cuerpo solo se relaje en esa voz y, poco a poco, vamos consiguiendo que se quede dormido.
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Acuéstalo siempre a la misma hora. Puede haber dos horarios, uno de fines de semana y otro de semana pero trata de respetarlo para crearle un horario.
Nunca mediques a tu hijo para dormir a menos que sea recetado por un profesional médico. Ya verás como poco a poco se convierte en una rutina.
