Pocos lugares en el mundo pueden decir considerarse auténticos lugares con encanto, pero Ávila se puede considerar una ciudad privilegiada, su muralla que se conserva íntegra y en perfecto estado, los palacios y edificios del interior de la ciudad, el precioso entorno en piedra, y el hecho de se una pequeña, que parece recogerse entorno a sus muros, hacen de esta localidad un lugar único en el planeta, y con un encanto único.
La ciudad de Ávila es de origen wetón, y de este periodo quedan aun muchos restos y momumento, sobre todo, los famosos verracos, presentes en toda la provincia. Pero como todas las principales ciudades castellano leonesas, Ávila tuvo su momento de mayor expansión y desarrollo durante la Edad Media, fue ciudad testigo de la «Farsa de Ávila», y sobre todo durante la Edad Moderna, época en la que nacieron dos de los personajes más ilustres de la ciudad: Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz.
Para quienes visitan la ciudad, será inevitable no sentirse en un entorno místico único, a ello ayuda el hecho de que sus calles sean pequeñas, y muchos de los edificios estén realizados en la piedra gris tan característica de la zona. De obligada visita en Ávila son: la Catedral del Salvador de Ávila, la Iglesia de San Vicente, el Torreón de los Guzmanes, el Palacio de Don Diego de Ávila, el Monasterio de San Tomás, el Santuario de Nuestra Señora de Sonsoles, y por supuesto, la Muralla de Ávila. Antes de abandonar la ciudad, se deben probar las dulces «Yemas de Santa Teresa» o «Yemas de Ávila».
Ávila es una ciudad para descubrir, su poca extensión y su muralla, que parece encerrarla y recogerla, hace de ella un lugar con encanto particular, y una belleza única, que hay que descubrir al menos una vez en la vida.
