Uno de los ejercicios de bajo impacto que más trabaja los principales grupos musculares de todo nuestro cuerpo es la natación, aunque ésta no trabaje tanto el sistema cardiovascular como lo hace el ciclismo o el correr. Aún así, es más que recomendable practicar natación después y durante el embarazo, ya que no fatiga nuestras vulnerables articulaciones.
La natación es buena para todas las edades y cuenta con numerosos beneficios, ya que, por ejemplo, mejora nuestra forma física aeróbica y fortalece nuestro cuerpo, especialmente la parte superior. Por otro lado, también protege nuestras articulaciones. Aún así, también puede acarrear algunos riesgos, algunos fácilmente evitables, como quemaduras solares, tensión en el cuello, infecciones en la piel, lesiones a la hora de zambullirse, intolerancia al cloro, etc.
La frecuencia recomendada para practicar natación es entre 3 y 4 veces a la semana, y el equipo especial constaría de bañador, gorro, gafas, zapatillas de caucho para evitar infecciones y una toalla. Por otro lado, también deberías tener ciertas cosas y consejos en cuenta, como:
- Aguardar una hora después de comer antes de nadar, ya que evitará los problemas relacionados con la digestión que pueden disminuir la capacidad de reacción en el agua.
- Hacer el calentamiento y estirarse antes de empezar a nadar a ritmo suave, y acelerar cuando ya el cuerpo esté realmente caliente.
- El ritmo aproximado para alcanzar la frecuencia cardíaca de entrenamiento propia es de unos 40 metros por minuto.
- Al hacer una brazada, la cabeza debe permanecer en el agua entre una respiración y otra, ya que mantenerla fuera causa fatiga muscular en el cuello.
- Una sesión debe terminar con una reducción gradual de la velocidad y con ejercicios de estiramiento.
