¡Pues sí! Preguntado así, seguro que más de una ha hecho un gesto de asco, y puede que otras hayan imaginado cuál será el sabor de hormigas o abejas… El hambre en el mundo es un problema preocupante, pero parece ser que la FAO ha encontrado un sistema para acabar con ella, lo mejor de todo, es un sistema muy barato y que se puede aplicar en cualquier país del mundo… Comer insectos.
En muchos países los insectos son parte habitual del menú, e incluso considerado como un ingrediente de lujo, de hecho, cada vez son más los restaurantes de cinco tenedores que los incluyen como un ingrediente exótico en ensaladas y platos varios. Además, de todos es sabido que los bichos son una importante fuente de proteínas, de gran importancia para el correcto mantenimiento de músculos y huesos, y de adecuado poder energético.
Quienes ya han probado insectos, sea en algún viaje a un destino lejano, aseguran que el sabor se podría asemejar al del pollo o al de ciertos tipos de mariscos, y que una vez que se deja de pensar en la sensación de «asco», la verdad es que es un plato bastante interesantes y, como cualquier otro.
Sin embargo, es curioso que desde la FAO apunten a consumir insectos como la única forma de acabar con el hambre en el mundo, teniendo en cuenta que cada día en el mundo desarrollado se tiran toneladas de comida en buen estado por distintos motivos.
¿Crees que la última solución para acabar con el hambre el en mundo pasa por comer bichos?
La primera impresión es de asco.
Y dudo mucho que los adultos podamos adaptarnos a comer según qué insectos.
Pero educando a los niños desde pequeños no veo el problema.
Es algo cultural.
Cuando conté a un sudamericano que yo como caracoles casi vomita.
En cambio él me contó que comen hormigas «culonas» fritas y solo pensar en esas cosas negras crujiendo como cucarachas en la boca me da repelús.
También hay gente que ve las gambas, langostinos, etc…como una especie de arañas, les da el mismo asco.
¿Y los moluscos? a algunos pensar en comer un mejillón les da el mismo asco que pensar en un caracol. Por la textura , falta de hueso, etc…
Tampoco entiende mucha gente que comamos morcilla ¡sangre frita! o callos.
Ya comemos muchas cosas «asquerosas» a la vista de otras culturas.
Solo es cuestión de ampliar el surtido. Pero desde pequeños, por favor.