Un caso habitual en muchos bebés es que, cuando se les cae el cordón umbilical, tienen una llamada hernia umbilical o hernia en el ombligo, un bultito blando que se toca y que fluctúa, es decir, como si se moviera como si fuera un botoncito.
Algunas madres se asustan mucho pero lo cierto es que, en general, no es para tanto. Verás.
La hernia umbilical se suele productir porque la zona abdominal no se cierra del todo (por donde pasaba el cordón umbilical) y ahí hace que algunas capas abdominales o incluso órganos, se salgan hacia fuera. Afecta al 20% de los bebés y no es grave.
Debido a que las hernias pueden aparecer en cualquier tamaño, pueden resultar aparatosas pero no generan dolor al bebé y casi siempre se solucionan y desaparecen a los dos años de edad. Eso sí, si la hernia es muy grande o no se soluciona, se puede operar a partir de los 3-4 años.
Uno de los problemas que pueden ocurrir es que, si la hernia es muy grande, pueda hacer que se produzca un estrangulamiento del intestino pero es algo muy poco común. Si eso pasa, ten por seguro que te darás cuenta porque: hay un dolor intenso, inflamación de la hernia (se pone dura y cambia de color). Ante esto, la operación es inminente.
Una de las soluciones antiguas que se usa cuando hay una hernia es la de colocar un garbanzo en el ombligo con esparadrapo para obligar a que se pliegue. Hay quien dice que funciona mientras que otros hablan de general molestias.