Uno de los miedos de muchas mujeres, y también de los hombres, no es solo que, a la hora de dar a luz, todo vaya bien, sino que después siga yendo bien porque hay casos en los que la mujer puede tener una hemorragia vaginal que provoque que tenga severas pérdidas de sangre.
Conceptualmente podemos decir que la hemorragia postparto se considera tal cuando se produce la pérdida de más de 500 mililitros de sangre en el alumbramiento o en las 24 horas siguientes. En caso de que sea por cesárea, la sangre puede llegar a 1000.
No es una situación que ocurra con frecuencia, solo en el 10% de los casos pero sí es importante conocer las causas que pueden causarla para tratar de prevenirlas ya que puede suponer la muerte de la mujer en caso de no detectarla a tiempo.
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Atonía uterina. Es lo que suele producirse en casi todos los casos, cuando el útero no se contrae y no se realiza la hemostasia (no se detiene la hemorragia).
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Desgarros. En el canal del parto. Es otra de las causas más frecuentes que incluso puede darse al mismo tiempo que la anterior causa.
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Placenta retenida. Se produce cuando, después de 30 minutos, la placenta no sale, provocando problemas graves. Igual de grave es también si quedan restos de la placenta porque el útero no se contrae del todo.
Aunque puede ser algo que te de mucho miedo, siempre puedes prepararte para conseguir minimizar los riesgos al máximo, por ejemplo haciendo un poco de ejercicio todos los días, mejorando tu suelo pélvico, etc. que ayudará a que, a la hora del parto, puedas recuperarte más rápidamente.