Cuando se tiene un niño lo que quieres es que sea el más listo, el más espabilado y que aprenda muy rápido todo. Para conseguir eso hay que estimularlo y, una de las estimulaciones que se da, es la de la memoria porque, aunque los bebés tienen la capacidad de recordar, lo cierto es que hay que estimularla porque, cuando nacen, no está del todo desarrollada.
Eso sí, estimular la memoria de un niño no es que tengas que repetir una y otra vez lo mismo sino intentar que experimente con los sentidos para conseguir un desarrollo mucho más rápido y duradero (además de que se aprende más si se llega a las emociones a través de los sentidos).
Así, algunas de las actividades que puedes realizar con tu hijo para desarrollar su memoria son:
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Leerle un cuento cada día. Hay que tratar de hacer las voces para que escuche la entonación, el cambio de voces y pueda recrear en su mente esa historia.
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Que ordene su habitación, para que recuerde dónde va cada cosa.
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Enseñarle fotos para que reconozca quién está en cada una de ellas (al principio es decirle quién es pero poco a poco irá sabiéndolo él).
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Cantarle una canción infantil todos los días.
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Describirle las cosas que vea para que sea qué son cada una y no se quede solo en ver algo y ya está.
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Inventar historias con él. Esto suele ser cuando ya es más mayor pero es un juego bastante divertido para él.
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Pedirle que te cuente lo que ha hecho a la hora de la cena. Así sabrá que tiene que acordarse de todo.