Son las creencias sobre los roles típicos que los hombres y las mujeres tienen que tener y desarrollar en la sociedad, marcando una evolución diferente para cada sexo y justificando muchas veces una discriminación hacia la mujer.
A las mujeres se les adjudican sensibilidad, afectividad, dependencia mientras que a los hombres se le atribuye roles de fuerza, independencia, decisión…. Sin embargo, esto no se corresponde necesariamente con la realidad, sino que se trata de una percepción generalizada.
Desde pequeños se hace esta diferenciación, con los colores que se viste al bebe, con los juguetes que se les compra, con las actitudes que se fomentan en cada genero y diversos estudios han puesto de manifiesto que tanto chicos como chicas acaban eligiendo sus profesiones de acuerdo con las ideas de lo que es mas correcto para cada sexo. Un estudio realizado por Ann Gallagher y James Kaufman revelaba que en el rendimiento de las matemáticas no hay diferencia de genero pero a la hora de matricularse en ingenieras las féminas se quedaban en el 27%, este estudio explica que lo normal es que las alumnas tengan una percepción errónea de sus aptitudes en matemáticas y las asignaturas técnicas porque son menos valoradas por el profesorado, compañeras y compañeros y la familia, lo que explicaría la elección de estudios tradicionalmente masculinos por parte de ellos y tradicionalmente femeninos por parte de ellas.
Los estereotipos de género también actúan en detrimento de los hombres, aunque su impacto suele ser menor, debido sobre todo a la tendencia estereotipada de atribuir a las mujeres un papel subordinado en la sociedad, que ha ocasionado que sean objeto de discriminación en mayor medida.
