Embarazos de silicona para encontrar sitio en el metro

‘Antes se pilla a un mentiroso que a un cojo’, así dice el refrán, pero parece que cientos de mujeres chinas llevan sorteando dicha afirmación con bastante éxito desde hace ya bastante tiempo.

Pero pongámonos en su situación, primera hora de la mañana, todavía con la legaña pegada al ojo, primer intento de entrar al metro para llegar al trabajo, intento fallido, segundo intento, otro intento fallido, y cuando por fin conseguimos entrar a base de empujones, pisotones y agarrones de pelo, nos pasamos todo el trayecto estampadas contra la pared, con una axila maloliente pegada a nuestra cara y sin tan siquiera sitio para poder mover el brazo y taparnos la nariz para acabar con tal infierno.

Los trayectos en el metro chino nunca han sido conocidos por ser algo agradable, la multitud de personas que requieren del uso de este transporte público convierten en tarea imposible el hecho de encontrar un asiento en el que poder realizar nuestro viaje de un modo más cómodo. Con esta premisa surgen las barrigas de embarazada de silicona, un artículo exclusivo para mujeres y que permite a este sector disfrutar de un agradable trayecto en metro sentadas en un asiento.

Un producto disponible en numerosas tiendas online chinas por un módico precio que oscila entre los 40 y 90 euros. ¿Qué son 90 euros para las mujeres que tienen que sufrir tal calvario día tras día? Una barriguita que abre muchas puertas pero que puede convertirse en todo una pesadilla si descubren tu mentira.

Esto es lo que le ha ocurrido a una mujer china de apellido Zhang. Tras ser descubierta con una de estas barrigas de silicona quiso denunciar a la compañía vendedora por publicidad engañosa. Según la demandante, este artículo se vendía bajo la promesa de que las mujeres que lo emplearían nunca serían descubiertas, sin embargo, la barriga de esta mujer parece que no debió de dar el pego.

Las autoridades de Pekín han denegado la demanda  ya que aseguran que “si se utiliza para engañar a la gente, hay que asumir las responsabilidades”. De momento se trata de un caso único pero que estamos seguras de que a partir de ahora nos hará mirar dos veces a la embarazada que cedemos nuestro asiento en el transporte público.