Muchas mujeres van a pasar este verano embarazadas, unas con un estado avanzado de gestación y otras mucho más distantes a llegar al final. Lo que sí está claro es que el embarazo en verano suele ser peor por el estado del mismo debido a que el cuerpo sigue teniendo un cambio hormonal importante.
Durante el verano, debido al calor, el peso del feto y el de la propia madre puede hacer que se cansen mucho más que de costumbre. Tampoco tienen muchas ganas de moverse porque prefieren un lugar tranquilo y fresco donde estar.
En cuanto al calor, también les afecta a las embarazadas porque las piernas se les hinchan y pueden aparecer varices siendo dolorosas algunas.
Durante esos meses la higiene hay que extremarla para evitar infecciones. Hay que ducharse, si se tiene mucho calor, al menos dos veces al día y llevar ropa fresca pero que también recoja el sudor del cuerpo. Evita el color negro pues absorbe el calor.
También debes cuidar la alimentación con productos más frescos y fríos como ensaladas, gazpachos, etc. La comida fría ayuda a aliviar el calor que se siente en el cuerpo.
Tampoco es muy adecuado bañarse siempre con agua fría porque el cuerpo necesita equilibrar su temperatura, de por sí más elevada de lo normal.
Por último, el ejercicio físico hay que hacerlo pero debe ser más suave para evitar cansarte en demasía o que éste pueda provocar adelantos del parto.