Son muchas las mujeres que, cuando se quedan embarazadas, piensan que su mascota, el gato o el perro, puede suponer un problema y, aunque no suele pasar, algunas veces esas mascotas son abandonadas para evitar que se le haga daño al bebé. Pero en realidad no tiene que ocurrir algo así.
De hecho, en el caso del perro, dejando a un lado los gatos y el caso de la toxoplasmosis en el embarazo, lo cierto es que puede traer muchos beneficios a una embarazada. Veamos algunos de ellos:
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Puede conseguir que se mantenga la forma física. Esto es debido a que, como la mascota necesita salir a hacer sus necesidades al menos 3 veces al día, eso hace que la mujer haga ejercicio moderado con lo que se evita el sobrepeso a la vez que el ejercicio ayudaría después a la hora del parto al estar en mejor forma.
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Los animales se vuelven más cariñosos y afectivos para con la embarazada pues notan que hay una vida en camino y se vuelven más protectores ante sus dueños. A ellos les gusta pertenecer a la vida de sus dueños y entienden la nueva vida que llega.
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Con el bebé se establece un vínculo especial y los bebés llegan a ser más amables para con los animales y las mascotas porque para ellos son una parte más de la familia.
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Los perros consiguen que los bebés sean más fuertes debido a que, como se está en contacto directo con ellos, su sistema inmunológico se vuelve más efectivo lo que hace que se pueda evitar el desarrollo de enfermedades o incluso de alergias que puedan afectarle.
De esta manera, como ves, un perro trae múltiples beneficios en el embarazo así como después del mismo (sirven como niñeros estupendos).