Si tienes hijos es posible que, alguna vez, te los hayas encontrado demasiado cerca del libro, leyendo, o viendo la tele muy pegados a la pantalla. Es posible que le hayas dicho que no lo haga y, aunque se alejan, al poco tiempo vuelven y dicen que no pueden verlo si no.
Los problemas de vista en los niños suelen ser difíciles de detectar porque ellos mismos no saben que tienen ese problema. Para ellos es algo normal y lo importante es detectarlo a tiempo. Es por eso que, la revisión de la vista, ha de comenzar en casa mismo revisando lo que hace, observando cómo lee, cómo se acerca a las cosas para verlas porque, si hay algún problema, los dolores de cabeza, mareos, etc. pueden aparecer (y alertarte de que algo pasa).
Normalmente, las revisiones de vista de los más pequeños suelen comenzar desde el primer mes de vida en el que el profesional descarta problemas o malformaciones en la vista. La siguiente revisión se hace a los 6-7 meses donde se puede saber si el pequeño tiene estrabismo y, a partir de los 18 meses, se ven los problemas más comunes como son miopía, astigmatismo o hipermetropía.
Sin embargo, los pediatras suelen esperar a los 3 años para las revisiones periódicas porque se entiende que los niños tan pequeños aún no tienen desarrollado todo el sentido de la vista y, el problema que pudieran tener, se puede ver resuelto sin hacer nada. A partir de esa edad se recomienda que se haga una revisión al año salvo que se detecten más problemas durante ese tiempo y sea necesario acortar el tiempo de revisiones para controlar al pequeño.
Eso sí, al margen de todo esto, es aconsejable observar y acudir al experto en caso de que se detecten algunos problemas como:
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Desviación de los ojos.
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Se acerca mucho al leer o escribir. También puede ocurrir al contrario, que se aleje mucho para poder verla mejor.
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Que le duela la cabeza cuando ha estado leyendo o escribiendo, viendo la tele o, en definitiva, con alguna actividad visual.
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Tenga lagrimeo y los ojos rojos tras esa actividad visual.
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Haya movimientos erráticos de los ojos.
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Se tengan antecedentes de problemas oculares.
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No quiera ponerse a leer o escribir, no sólo porque no le guste, sino porque se le plantea un problema al tener que centrarse en esa actividad y forzar la vista para hacerla bien.
No sería mala idea hacer coincidir el inicio del curso con la revisión para que, durante el curso, no tenga problemas para hacer sus actividades. Eso sí, recuerda que, si necesita gafas, ha de tomarse un tiempo para adaptarse a ellas y no podrá llevarlas todo el tiempo al principio.
Las revisiones han de ser periódicas, una vez al año como mínimo aunque, si se nota que tiene dificultades, es mejor hacerlas cada seis meses para verificar que todo vaya bien.