El calor últimamente es sofocante y es hace que se corra más peligro cuando sales de casa, incluso dentro, si no te cuidas. Los golpes de calor pueden afectar a niños y ancianos pero también a embarazadas y a cualquier persona que no tenga cuidado en verano y se proteja del calor que hace. Hasta los animales pueden sufrirlos.
Es por eso que hoy vamos a darte algunos consejos que van a ayudarte a evitar los golpes de calor:
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Hidrátate. Tengas o no sed, lo mejor es estar bebiendo agua, un mínimo de 2 litros, para saber que tu cuerpo tiene el agua necesaria en el día para sus funciones y que no te sientas deshidratado o “seco” por ello. Las bebidas que no sean agua no están mal pero no deberías basar tu dieta líquida en eso, hay que beber agua también (o infusiones, no tanto bebidas gaseosas).
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No salgas de casa a ciertas horas. Los expertos han dejado claro que salir de casa a más de las 12 de la mañana no es nada aconsejable. Es mejor hacer las compras temprano, a primera hora; o bien dejarlo para última hora de la tarde, cuando el sol ya no caliente tanto (hablamos de las 7 de la tarde en adelante). Esto es para evitar que el calor sea sofocante y te pongas en riesgo.
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Cubre la cabeza. Si vas a la playa o vas a estar un tiempo al sol, lo mejor es que cubras la cabeza. Aunque no lo creas, la cabeza también se puede quemar y sufrir bastante, por lo que llevar una gorra nunca está de más y estarás ayudando no sólo a esa parte sino también a los ojos al incidir menos la luz.
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Refréscate. El cuerpo necesita frescor y los golpes de calor hacen lo contrario. Por tanto, procura llevar ropa fresca y refrescarte de vez en cuando. En verano es habitual que las personas se den dos duchas, una por la mañana y otra por la noche pero que no te extrañe que sean 3-4 si vives en una zona muy calurosa y no tienes otra cosa para refrescarte. Un truco: si quieres bajar la temperatura de tu cuerpo algo más rápido colócate unos calcetines mojados y la temperatura descenderá 2 grados haciendo que todo tu cuerpo se enfríe. Eso sí, no lo uses mucho porque puedes resfriarte o que los pies se conduelan por el frío.
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Come cosas frescas. En verano no suele apetecer comer un cocido caliente, ni sopas, ni nada por el estilo. Por eso, procura hacer platos que sean muy fáciles de preparar y que se puedan comer fríos. De esa manera ayudarás al cuerpo a que se alivie también por dentro.
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Helados, pero con moderación. Como sabes, los helados tienen muchas calorías y no son tan buenos como uno esperaría. Por eso es que puedes consumirlos pero con moderación. Un helado de yogur no estaría mal, o hacer uno con leche, pero no es adecuado que te tomes demasiados porque acabarás engordando.