En verano, por el calor, el estar regular por las comidas pesadas, el no tener muchas ganas mientras la temperatura es alta, la acción de amamantar puede ser complicada. Para evitar molestias, tanto a la madre como a los bebés, te recomendamos:
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No fuerces al niño a tomar una gran cantidad de leche. A veces los niños utilizan la leche solo para hidratarse y refrescarse del calor y por eso solo toman un poco o hay que hacer más tomas porque realmente no toma todo lo que necesita.
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Hay que mantenerse hidratada tanto por dentro como por fuera. Así, tienes que intentar beber más agua (o líquidos en general) para conseguir que no te falte agua en el cuerpo) y, al mismo tiempo, sería conveniente que hidrataras tu piel con alguna crema para evitar rojeces o irritaciones en la misma, sobre todo en los pechos, ya que, un problema en ellos, puede hacer que no quieras darle el pecho a tu hijo/a porque te duela.
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Debes darle el pecho a tu bebé en un lugar fresco y con sombra sin que éste se exponga al sol. Igualmente tus pechos tampoco deberían exponerse y es bueno que utilices una crema solar lo suficientemente potente para que el sol no afecte ni a tu piel ni tampoco a la leche que puedas albergar.
Con estos consejos seguro que la actividad de dar de comer a tu hijo se hace más suave y al menos menos problemática sabiendo que los niños te marcarán cuándo quieren comer y cuándo no.