Es habitual tomar las riendas de tu vida y, de repente, querer ir al gimnasio para ponerte en forma. Es posible que te inscribas, que pagues por el mes. Incluso puedes ir los primeros días, quizá la primera semana pero… ¿qué pasa después? Que te da pereza, que ya no es una novedad y te cuesta un mundo. Y es entonces cuando aparecen las excusas.
Muchas veces es tu propia cabeza la que te boicotea y hace que no vayas al gimnasio pero, ¿sabes que puedes luchar contra él? Tu cuerpo quiere estar tranquilo y que no lo molestes, pero toca empezar a coger las riendas tú misma.
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Si tu mente te dice que estás cansada. ¿Crees que realmente no puedes más? ¿Que de verdad no tienes fuerzas? Las personas sacamos esas fuerzas de muchos sitios y, además, piensa en lo siguiente: con el ejercicio dispararás la adrenalina y la hormona de la felicidad, con lo que parecerá que te has metido un chute de energía. Así que, ¿a qué esperas?
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Si tu mente te dice que no tienes tiempo. Es posible que, tras un día agotador, lo que menos quieras es agobiarte por llegar o no al gimnasio. A lo mejor ya no llegas a tu clase favorita pero, oye, que hay muchas cosas que puedes hacer en un gimnasio. Además, no tienes tiempo, estás agobiada… ¿Sabes que el gimnasio es genial para relajarse? Pues ahora lo sabes y ya no vale esa excusa.
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Si tu mente te dice que estás mala. Es cierto que, enferma, no es bueno hacer ejercicio, pero, ¿a que no sabes que hay algunos ejercicios que pueden ayudarte a descongestionarte y superar el resfriado? Pues sí, los hay. No tienes más que preguntarle a tu monitor para que te ayude y con ello vas a fortalecer el sistema inmunológico.