Seguro que, de joven, si ya tienes unos años, has tenido relaciones con chicos que no han terminado bien. En esa ocasión, tu madre ha intentado apoyarte y tener paciencia contigo, incluso hablar contigo para que entendieras que ella podía haber pasado por lo mismo. Pero, ¿qué pasa si le pasa eso a tu hija? ¿Cómo actúas?
El tiempo es un buen consejero y, a menudo, es bueno darles su tiempo para que se “laman las heridas” y se calmen porque lo que les ha pasado duele mucho. Sin embargo, darle tiempo no quiere decir pasar del tema y esperar que se le pase sola. También necesitas estar a su lado, ver si quiere hablar, ofrecerte a ello pero sin presionarla. Si ves que tu hija, o hijo, se siente incómoda/o, entonces déjale y remárcale que estás ahí para cuando quiera hablar porque le hará bien.
Intenta pasar más tiempo con ella o él. Ir a sitios donde se sienta bien puede ayudar a que se anime y sobre todo a que quiera compartir contigo ese dolor.
Has de tratar de que no se eche la culpa. Nadie tiene la culpa en esos casos de ruptura y que piense que puede ser por no ser de una manera o de otra no le va a ayudar a su autoestima. Por eso es importante que estés un poco encima para que no caiga en una depresión o haga algo de lo que pueda arrepentirse después.
No le tomes en cuenta que te grite, que esté de mal humor, que incluso arroje cosas. Eso sí, tampoco se le debe tolerar mucho. Está bien que saque su ira, porque tras ella vendrá lo que le aterra de haber acabado, y podrás hablar pero hay que tener un término medio.