Recién nacido. Esas dos palabras suenan muy bien y te hacen suavizar los gestos y crear una sonrisa en tu rostro, ¿verdad? Pues bien, ahora mismo puedes pensar que un recién nacido es una cosita linda que va a dormir y comer pero a la que no se le puede pedir mucho más. Pues es un error.
Los recién nacidos son lo suficientemente desarrollados debido a que su cerebro ya lo está (y termina de desarrollarse en las primeras semanas). Tanto es así que, un niño, en las primeras semanas de vida, es capaz de:
– El bebé ya puede ver con claridad y también seguir con la mirada siempre y cuando esté a menos de 20-30 centímetros de él.
– También escucha perfectamente los sonidos agudos y escucha a los padres reconociéndolos entre otras voces de personas.
– Puede distinguir el olor de la madre y también la leche materna, tanto que se le acelera el corazón al notarla, sobre todo si tiene hambre.
– Distingue sabores, uno de los primeros el dulce pues es como sabe la leche materna, por eso si succiona lentamente es porque la leche tiene mucho azúcar y se recrea en el sabor. De hecho, frente a lo salado, gusta más lo dulce.
– Siente las caricias a través de la piel así como el ambiente que haya en la casa.
Como ves, los bebés también son capaces de relacionarse desde los primeros minutos de vida. Seguro que ahora lo ves con otros ojos.