Si vivieras en el Tibet sabrías que allí hay una bebida que se suele tomar mucho al día (hablamos de 6 tazas o más) que se llama Café de mantequilla de yak, un animal de la región, y que se prepara con agua, sal y mantequilla que sale del mismo animal. Está certificado que ese café tiene muchas propiedades saludables para el organismo lo que ha hecho que algunos tiendan a imitarlo.
¿Y qué ha pasado? Pues que han creado el “café de mantequilla”. Se trata de un café al que se le añaden dos cucharadas de mantequilla sin sal y una de mezcla de aceites de coco y palma sustituyendo el desayuno normal de una persona (hablamos del desayuno que debería hacerse nutricionalmente) por este café.
Hoy el día, el producto, inventando por David Asprey, está siendo un éxito aunque los expertos ponen la voz en grito porque no lo recomiendan debido a la gran cantidad de grasas saturadas que hay en la mantequilla y que no son buenas (de hecho, si te fijas, en las dietas siempre se retira la mantequilla).
En España esta variación de café parece que también va a llegar debido a que lo venden como un producto para ayudar a adelgazar (porque se controla el apetito y el peso aumentando la energía que se tiene).
Así que, si lo pruebas, ten cuidado. Ya dicen que, si bien el café de mantequilla de yak tiene certificados que lo avalan como un producto saludable, y además es así, lo cierto es que, la variación con mantequilla de vaca parece que no va a tener los mismos efectos y, a la larga, podría ser contraproducente.