¿Te ha pasado alguna vez que has tenido unas ganas locas de comer dulces, de chucherías o simplemente de comer? ¿Te has dado un atracón porque ha pasado algo en tu vida? La comida es una forma que tenemos las personas de “escudarnos” cuando nos pasa algo en el día a día que nos provoca ansiedad haciendo que nos olvidemos por completo de nuestra meta de estar en forma o de perder peso. Pero, ¿por qué pasa?
Normalmente la ansiedad se produce debido al estrés, nervios y a una situación que nos supera en ese momento dando al traste con todos nuestros planes. Por ejemplo, la muerte de un ser querido puede hacer que uno se refugie en la comida para mitigar el dolor ya que, mientras se come algo que es dulce o que sabemos que nos encanta, estaremos sintiéndonos bien. Pero después hay consecuencias.
Esos antojos que nos dan no es algo que solo afecte a ciertas personas. El estilo de vida acelerado que llevamos afecta a todos y eso hace que se necesite una gran fuerza de voluntad para impedir que lo que has conseguido se pierda. Por eso, vamos a ayudarte con siete estrategias para evitar que te venzan.
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Come lo suficiente. Da igual que intentes perder peso o que no te importe lo que comas. Has de comer toda la cantidad de comida que necesita tu cuerpo porque, de lo contrario, empezarás a gastar músculo y tu metabolismo irá más lento. Esto hará que la ansiedad sea mayor y te pida consumir carbohidratos, pero de los malos. Es como cuando te pones a dieta y dices que no comes mucho, ¿sabías que ese puede ser el problema? Pues sí, el no comer mucho puede darte problemas porque no alimentas al cuerpo con lo necesario y, por ende, te pide lo que necesita (pero siempre con alimentos nada recomendables).
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¿Antojo de azúcar? Muchos hemos pasado por esos antojos en los que nos pide el cuerpo azúcar a más no poder. Para evitarlo, cuando te dé ese antojo come algo de grasa: mantequilla de maní, almendras, frutos secos con agua… Esa ansiedad desaparecerá en 20 minutos (hay que aguantar).
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Agua. El agua es otro de tus aliados porque, si estás deshidratado, la ansiedad y las ganas de comer van a aumentar. Por eso, siempre es bueno tener una botella y beber de vez en cuando, aunque no tengas sed. Un truco que además no saben muchas es que si bebes agua mientras trabajas te sentirás más productiva porque el agua ayuda a mantenerte despierta y activa. Haz la prueba.
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Distráete. Si tienes un ataque de ansiedad, lo peor que puedes hacer es quedarte sentada pensando en las ganas locas que tienes de hincarle el diente a… Pues no, fuera eso y empieza a hacer otra cosa para olvidarte de ello. Eres capaz de centrarte en otra cosa así que dale la espalda a esos hábitos negativos porque merecerá la pena el resultado.
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Chocolate. Así es, el chocolate negro, que no el de leche, puede ayudarte a mantener la ansiedad y, al mismo tiempo, a disfrutar de algo dulce. Eso sí, tiene que ser chocolate al 60-70% y solo 40gr como mucho. Sí, no es el que más nos gusta pero al elevar la serotononina del organismo, te permitirá bajar la ansiedad (si te gusta ese chocolate).
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Verduras. Las verduras tienen la ventaja de apenas contener calorías lo cual hace que puedas llenarte un buen plato de ellas y que te sacies en la comida. Si ves que la ansiedad te hace acto de presencia varias veces al día, procura aumentar la ingesta de verdura.
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Gelatinas, chicles o infusiones. Pues sí, también puedes consumirlas, eso sí, sin azúcar, para paliar los ataques. Lo que sí se recomienda es no abusar porque son altas en sodio y puede ser peligroso.
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Andar. Es un pequeño truco para reducir la ansiedad. Cada vez que tengas ganas de un capricho, da un paseo de 10-20 minutos. El hecho de salir y desconectar de donde está la fuente de ansiedad te ayudará a perder el antojo de tu mente y a centrarte en otras cosas. Al principio puede ser complicado, pero después es rápido y además te ayudará a perder peso al andar (que ya sabes que es uno de los ejercicios más sanos y completos que hay).
Ahora que lo sabes, sólo tienes que ponerte manos a la obra y empezar a aplicar estos trucos para dejar de comer. La solución a los problemas o a las pérdidas no está en la comida, está en seguir luchando hasta el final. Porque cuando una puerta se cierra, hay otra que se abre y siempre es mejor que la anterior.