Cuántas veces habrás oído decir a tu hijo o hija estando en la cocina que quiere ayudarte a cocinar. Es probable que hayas sonreído y dicho que agradecías su ayuda pero que no podía hacerlo.
Los niños, cuando llegan a cierta edad, necesitan sentirse útiles y la cocina es algo que suele atraerles pero, si bien es cierto que es peligrosa para ellos, hay algunas recetas que pueden ser hechas en parte por los propios niños. Por ejemplo los postres.
Es verdad que un niño no debería acercarse a un horno pero sí puede colaborar a la hora de mezclar los ingredientes para hacer un bizcocho, magdalenas, pudin, flan, natillas… ellos pueden ayudarte moviendo la cuchara para mezclar los ingredientes o echando la harina, el azúcar,… estas tareas no son demasiado difíciles y con un poco de paciencia puedes hacer que el niño forme parte de las tareas de la cocina.
Por supuesto, los niños también pueden ayudar en otras tareas que no son sólo las de cocinar. Pueden secar los cubiertos siempre y cuando no sean cuchillos, pueden guardar fuentes de plástico si el niño es demasiado pequeño o confiarle las fuentes de cristal vigilando en todo momento para que no le pase nada.
De esta forma consigues implicar al niño en una actividad de adultos, se siente importante, y también vas creándole su propia personalidad. En este sentido, aprender tareas del hogar, sea niño o niña, es sumamente importante para su futuro, para que no piense que hay trabajos para niñas y trabajos para niños.
