Te levantas de la cama y, medio dormida, vas al baño. Después de despertarte del todo, te miras a la cara y, ¡horror! ¡Hay espinillas de nuevo por la cara!
Las espinillas, como sabes, se producen debido a que la grasa, la piel muerta, suciedad, etc. se queda en los folículos capilares impidiendo que salgan. Hay muchas cremas que tratan de ayudar en este problema pero pocas veces consiguen buenos resultados. ¿Y si te decimos que hay algo en tu casa que puede ser mucho más eficaz? Hablamos del bicarbonato de sodio.
Utilizar bicarbonato de sodio no es ninguna tontería. De hecho, muchos tratamientos de belleza lo llevan debido a que es muy efectivo eliminando impurezas de la piel. Para usarlo, tienes que hacer lo siguiente:
Mezcla dos cucharadas de bicarbonato con dos de agua y forma con ellas una pasta. Lava tu cara y seca un poco. Necesitas tener el rostro limpio antes de aplicar la pasta sobre cualquier espinilla (no te asustes si sientes ardor o dolor al ponerla, es porque la espinilla está abierta y entra en contacto).
Deja 15 minutos actuando en la piel y enjuaga con agua. Después tendrás que humectar tu piel para que recupere su tono natural ya que, a menudo, puede dejarte la piel algo enrojecida (pero se va en poco tiempo).
Dependiendo de las espinillas que tengas podría ser más adecuado hacer una mascarilla que una pasta para partes localizadas (echándole zumo de limón o más agua). Eso sí, ten en cuenta que no se puede usar mucho porque reseca la piel y necesitarás hidratación extra.