¿Qué tipo de ducha te das todos los días? Hay personas que se duchan nada más levantarse, otras cuando vuelven del trabajo, por la tarde-noche, antes de acostarse. Pero, ¿y tú?
Las duchas no es que se deban hacer a una determinada hora, ni mucho menos que se hayan de tener varias. Hay quien se ducha dos veces al día, quien lo hace una vez a la semana. Pero, lo importante quizá, y lo que no conoces, es que hay beneficios, ya sea que te duches con agua fría o lo hagas con agua caliente. ¿Quieres saber cuáles son?
Los beneficios de una ducha tibia
Si sueles bañarte con agua calentita, aquí van algunos de sus beneficios:
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Conseguirás relajar los músculos, sobre todo si eres propenso a tener calambres. Con ello harás que tu cuerpo descanse y no se sienta en tensión.
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También bajará la inflamación, aunque pienses que no. Muchas veces nos dicen que hay que echarse agua fría pero, en este caso, es mejor el agua tibia.
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Aliviará la migraña y la ansiedad que puedas sentir.
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Si estás resfriado, te descongestiona la nariz.
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Reduce la tensión corporal que se pueda tener (por ejemplo por malas posturas, nervios, etc.).
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Elimina las toxinas de la piel (algo que, con el agua fría, no ocurre).
Los beneficios de una ducha fría
También las duchas frías son muy beneficiosas ya que, con ellas:
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Evitarás los resfriados (eso sí, fría, no helada).
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Estimula el sistema inmunológico al hacer que funcione correctamente (no le ponemos las cosas fáciles.
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No te deprimirás porque estarás siempre alerta y pendiente de lo que hay a tu alrededor.
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Endurece la piel.
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Acelera el metabolismo con lo que perderás peso.
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Aclara la mente, sobre todo porque te centras en una cosa.