¿Quieres sorprender a los más peques de la casa? ¿Sorprender a tu pareja? ¿Sorprenderte a ti misma? Entonces no se hable más, vamos a endulzar tu desayuno con algo que, sobre todo los domingos, te encantará tomar. ¿De qué se trata? Pues de… ¡churros!
Preparar churros caseros en casa es algo muy fácil de hacer que no te va a llevar demasiado tiempo. Además, es rápido. Lo único que necesitas es: medio kilo de harina, un litro de agua, aceite, azúcar y sal. Hay algunos que le ponen un poco de bicarbonato porque los suaviza y a la vez los hace más digeribles pero eso es a opción de cada uno.
Preparación. Para prepararlo tienes que poner aceite en una sartén y dejar que se caliente.
Mientras tanto, pon el agua en un cazo y añade media cucharada de sal y una de aceite. Agrega la harina sin dejar de remover con una espátula para que no se creen grumos. Esto has de hacerlo con el fuego muy suave que hará que la masa acabe desprendiéndose de los laterales.
Tienes que dejar que se enfríe para, a continuación, y con las manos empapadas en aceite, coger trozos de masa, estirarlos y darles la forma de los churros (no son como los originales (llamados en otros lugares “porras”, pero están buenos).
Ahora solo tendrás que soltarlos en el aceite hirviendo. Remueve con el palo para que conserven la forma y dales la vuelta para sacarlos cuando estén bien dorados. Debes dejar escurrir para, después, comerlos con azúcar o con chocolate.
Una variante es utilizar agua caliente en lugar de calentarlo todo en un cazo. Es más rápido para que después se enfríe pero también más difícil de conseguir el resultado.