Seguro que esto te suena mucho, seas niño o adulto: te despierta el despertador y puede darse el caso de que te levantes o bien te quedes un poquito más en la cama. Por fin te levantas, te vistes, preparas la mochila o los papeles para el trabajo y bajas a desayunar con lo que, o bien vas bien de hora, o bien vas tarde.
El desayuno es la comida más importante en el día, de hecho la que hay que hacer de forma más calórica, porque esa energía que se acumula por la mañana es la que se va quemando a lo largo del día. Pero, ¿qué ocurre con el desayuno? Que no lo hacemos.
Hay muchas personas que salen de casa sin desayunar, o que desayunan mal, no todo lo que deben, y eso repercute en la dieta diaria y en la salud del organismo.
Un buen desayuno no es la bollería industrial ni los zumos azucarados, se compone de: zumo recién exprimido o una pieza de fruta ya que eso te ayudará a llenar el estómago. Junto a ello, una taza de café o de colacao, o leche, puede ser lo más adecuado, a poder ser sin azúcar o con azúcar especial (sacarina, edulcorante o la nueva azúcar de la planta stevia que además tiene 0 calorías); unas tostadas con algo de aceite, mantequilla o paté pueden completar el desayuno que, aunque lo veas demasiado grande, es importante hacerlo.
Eso sí, quizás todo esto implique que tengas que levantarte antes pero tu cuerpo te lo agradecerá y no tendrás así que estar tomando vitaminas o pastillas para tener energía, ya tu cuerpo te las va a estar dando con el desayuno que le ofrezcas.