Cuando se tiene un niño siempre se suele mirar la parte de abajo y decir frases como: “menudo…”. El problema es que, al nacer, esa parte, como la cara, están hinchados y no es hasta unos días después que no recuperan su tamaño normal debido a que los fluidos que se tienen suelen expulsarse a través de la orina y las heces y es lo que va disminuyendo el tamaño.
Ahora bien, es importante estar atentos a los genitales masculinos ya que puede haber algunos problemas que, si se detectan rápido, no entrañan riesgo. Estos problemas pueden ser:
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Testículos. Puede haber un problema porque no desciendan ya que, cuando el bebé está en el útero, los testículos suelen estar en su abdomen y bajar antes de nacer. Cuando eso no pasa puede ocurrir que bajen después pero, si a los 3-4 meses, no han bajado, hay que avisar al pediatra para darle un tratamiento que haga que bajen o, en casos más extremos, que tengan que operarle. Esto es importante para evitar que haya problemas de fertilidad de adulto.
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Fimosis. Es un problema por el cual la piel que cubre el glande es muy estrecha y eso hace que el prepucio no se deslice correctamente para descubrir el glande provocando además problemas a la hora de orinar y infecciones constantes. Para ello el tratamiento suele ser una pequeña intervención quirúrgica para eliminar el problema.
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Hidrocele. Se refiere a un pequeño conducto peritoneo inguinal que suele estar abierto cuando el bebé está en el útero pero, al nacer, se cierra. Esto puede provocar que haya una acumulación de líquido alrededor de los testículos y suele solucionarse sin problemas durante el primer año de vida. Cuando no pasa así lo que notarás será un bulto en la ingle cuando ríe o llora y suele operarse para que no haya complicaciones.