El cordón umbilical es esa parte que une tanto al bebé como a la madre durante los nueve meses de gestación. Sin embargo, en el momento de dar a luz ese cordón se corta y queda un poquito del mismo en lo que sería el ombligo del niño, una pequeña herida que hay que cuidar muy bien para que no se infecte.
Muchos padres tienen miedo a hacerles daño a los bebés cuando tienen todavía el cordón umbilical porque es algo que está fresco y que se mueve pudiendo hacerle daño. Es por eso que algunos compran pañales especiales para evitar que se le roce. Pero, ¿cómo cuidarlo?
Lo primero es que el cordón no debe estar tapado sino al aire pues de lo que se trata es de que se seque y al final se caiga solo, cosa que suele ocurrir a los 3-4 días de nacer.
Para curarlo, lo mejor es que se use alcohol de 70 grados que esté empapado en una gasa. Con ella envuelve el cordón y añade un poco de antiséptico (que te lo pueden recomendar en el hospital). Es bueno hacer 2-3 veces de curas al día para que se seque antes.
Si no lo curas, según los estudios que se barajan, no pasará nada pero es bueno que se mantenga seco para evitar infecciones. Además, debes controlarlo porque, si huele mal, hay sangre o secreciones, es mejor consultar con un pediatra por si hay algún problema importante en el mismo.
Una vez que el cordón ya se cae nos quedará un pequeño trocito de cordón aún en el ombligo que tiene que volver a secarse. Es como si fuera un nuevo cordón pero que no entraba tantos problemas pero sí es recomendable llevarlo a la enfermera para que lo revise por si hay que echarle nitrato de plata (para evitar infecciones y que baje su inflamación). Si no hay ese problema solo tendrás que controlar un poquito más esa zona y ya está.
En cuanto a lo de bañar, se recomienda bañarlo a partir del segundo día de que se caiga el cordón para evitar que se resblandezca demasiado esa zona.