Escapada primaveral al Valle del Jerte

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La cuenta atrás a la primavera ya ha comenzado, así que si quieres asombrarte con la belleza incomparable de dos millones de cerezos floreciendo, te proponemos una Escapada primaveral al Valle del Jerte, en Extremadura.

Te imaginas ver los montes cubiertos por una espeso blando, pero que no sea nieve. Deja de imaginar, ya que lo encontrarás en el Valle del Jerte. Cuando la primavera llega a esta comarca de Extremadura, se va cambiando, cuando sus más de dos millones de cerezos están floreciendo y componen un bello espectáculo de la naturaleza. Prepara una escapada, porque lo tienes que ver in situ.

Si quieres dar la bienvenida como se debe a la primavera, escoge el Valle del Jerte, en la provincia de Cáceres. Cada año, más o menos en la segunda quincena del mes de marzo, los cerezos comienzan a florecer y tiñen a las laderas de un tono blanco impresionante. Pasea entre ellos tranquilamente, por los senderos de los pueblos que lo componen este valle.

Es importante, que tengas en cuenta tus fechas, ya que la floración tiene una duración aproximada de diez días, aunque su comienzo y duración dependerán del clima invernal.

También, durante tu escapada podrás efectuar rutas en quads, a caballo o en bicicleta, pescar, hacer parapente o simplemente senderismo. Encontrarás toda la información que necesites en la Oficina de turismo de la Mancomunidad del Valle del Jerte.

Durante esta época, no solamente contemplarás la hermosura de los paisajes, sino que podrás asistir a la Fiesta del Cerezo en Flor, que tiene lugar en el valle, en la segunda quincena del mes de marzo. En este evento, podrás degustar los platos tradicionales, ver exposiciones o conciertos, efectuar rutas guiadas, visitar el Museo de la Cereza o la Garganta de los Infiernos.

¿Has visto los cerezos floreciendo en el Valle del Jerte?

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Un comentario a “Escapada primaveral al Valle del Jerte”

  1. Ivana
    marzo 3, 2014 at 6:27 pm #

    Hay que ir a descubrirlo. Tras dos intentos por fin el año pasado pudimos contemplar el Valle del Jerte en flor y la espera mereció la pena, pues fue todo un espectáculo para los sentidos. No sólo es el paisaje, también son los olores, el sonido del agua que corre por doquier y los lugareños que son encantadores. Tan contentos quedamos que en verano volvimos, pero esta vez para disfrutar de las piscinas naturales.

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