La dislalia es un problema que pueden tener los niños y que se define como una incapacidad para pronunciar bien algunas palabras o frases. En realidad lo que no se sabe pronunciar es el fonema o grupo de fonema que tiene esa palabra y entonces la palabra se queda como medio dicha.
En los adultos este problema, en niños pequeños, puede causar gracia porque se piensa que está intentando hablar pero no le sale pero, cuando el problema aumenta, es habitual que haya que poner cartas en el asunto para tratar de corregirlo ya que puede ser un motivo de que no le vaya bien en el colegio, instituto o en la universidad.
Cuando un niño llega a cierta edad, los problemas para la pronunciación deberían eliminarse pero, cuando no es así, es posible que requiera la atención de un experto como es por ejemplo un logopeda que le ayuda a aprender a pronunciar las palabras que se le resisten y, con ello, también los fonemas que no puede en ese momento.
También leer en voz alta le puede ayudar bastante, más si está contigo y le vas marcando las palabras y corrigiendo. Es normal que los niños al principio no quieran porque siempre se les corrige pero hay que insistir ya que, a la larga, le hará sentirse más seguro de sí mismo.
Aún así, puede ocurrir que los niños no sean capaces de superar el problema, es cuando se les diagnostica dislalia y cuando ya los padres han de hablar con profesores para intentar integrarlo de la mejor forma posible para que no se sienta inferior a sus compañeros ni haya exclusión por ser diferente a los demás.
