Hoy en día, abrir un negocio parece una idea bastante arriesgada y temeraria, y precisamente no es el mejor momento, para la mayoría de los ciudadanos de andar haciendo experimentos en busca del éxito.
Un negocio nuevo requiere una fuerte inversión inicial, pero sobre todo, requiere de tiempo, tiempo para analizar estrategias de marketing, y tiempo para atraer y fidelizar a un número suficiente de clientes como para conseguir que el negocio se mantenga por sí mismo.
Puede que el miedo a lanzarse al vacío y, sobre todo, la seguridad que ofrecen, sean los motivos principales por los que las franquicias han crecido de forma considerable en los últimos años. Antes de la crisis, sí, había franquicias, pero también era frecuente encontrar tiendas con personalidad y únicas, en la actualidad, la mayor parte de los negocios nuevos, están basados en franquicias. ¿La prueba? Basta pasarse por cualquier ciudad y buscar los negocios nuevos, muchos de ellos son franquicias.
Es cierto que las franquicias ofrecen ciertas ventajas a los empresarios, costes más bajos, formación y asesoramiento continuo son algunos de los motivos por los que las franquicias siguen creciendo y por el que cada vez son más las franquicias que se pueden encontrar, pero también es cierto que, en cierta parte, se está acabando con la personalidad y con lo que es único en cada ciudad. Ahora puedes comer el mismo plato con montaditos, o beber la misma sidra asturiana en Gijón que en Granada.
¿Qué os parecen las franquicias? ¿Echáis de menos las tiendas tradicionales u os gusta encontrar el mismo tipo de negocios en todas las ciudades y con los mismos servicios estandarizados?