Durante nueve meses de embarazo sabes que vas a estar vigilada de forma constante, no solo por tu pareja, sino también por médicos profesionales y por una matrona, una mujer, normalmente, que controlará la evolución del parto y a la que podrás hacer cualquier tipo de pregunta.
De hecho, las matronas también son personas que atienden a la madre cuando ingresa en el hospital y se ocupan de ella desde la fase de dilatación hasta la expulsión y el alumbramiento del bebé.
Las visitas de la matrona suelen ser cada 4-6 semanas donde se realizan entrevistas para conocer a la madre, ver su evolución y, por supuesto, asesorar y quitar algo de los nervios que se pueden tener.
El hecho de tener a alguien así, que además sabe y tiene experiencia, no solo tranquiliza sino que hace las cosas más fáciles porque, de ese modo, hay una gran ayuda para no ponerse nerviosa y, al conocerte de más tiempo, puede saber si la cosa va bien o no (no es lo mismo con alguien que acaba de conocerte.
Además, el papel de la matrona no se queda solamente en el alumbramiento, durante los meses de postparto también estará la matrona para ayudar tanto mientras se esté hospitalizada como después, cuando estés dada de alta.
Por todo esto, el papel de la matrona se vuelve importante puesto que entra en una etapa de la vida de muchos cambios y donde se necesita a alguien que pueda responder todas las preguntas y miedos que se tengan.
