Tal y como venimos viendo, la ciudad de Varsovia cuenta con otros rincones encantadores además de los típicos que aparecen en cualquier guía de viaje, así que si somos un poco curiosos y tenemos tiempo no estaría de más que nos acercáramos a todos ellos. Por ejemplo, junto a la autopista W-Z se encuentra el corral para osos pardos, el cual fue creado en el año 1952. En la actualidad, en el mismo podemos ver tres osos, el macho Miraz, el mayor nacido en 1976, y las osas Tatra y Turnia, dos hermanas que nacieron en la nochevieja del año 1982.
Pero una gran peculiaridad que no deberíamos perdernos de Varsovia son las denominadas capillas de patio, las cuales se pueden encontrar en edificaciones de antes de la guerra, justo en las fuentes de los patios y sobre todo en el barrio de Praga y en el Centro de la Ciudad. La más conocida de todas ellas se encuentra en la esquina de los edificios de la calle Zabkowska 54 y la esquina Korsaka. Esta capilla cuenta con más de cien años y alberga a una virgen esculpida en piedra con el niño Jesús.
Por último, ya que hemos citado al conocido barrio de Praga, deberíamos darnos un paseo por el mismo y fijarnos en sus encantadoras casitas de madera, y es que tras el fracaso del Levantamiento de Noviembre de 1831, los rusos, al haber edificado la ciudad, prohibieron construir casas de piedra, por lo que se comenzó a construirlas con madera. Unas cuantas han sobrevivido hasta nuestros días.